jueves, 15 de mayo de 2014

Castellanofobia: Los Cuatro Palos de Sangre

Yo tenía en la montaña / un castillo almenado
que era el rey de la sierra / y era el rey del valle.
En él mis padres guardaban / de sus abuelos heredado
un paño rojo y amarillo / listado por cuatro palos.
Mas el paño era de oro fino / y los palos eran de sangre,
de la sangre de un noble conde / el Velloso llamado.

Ay Castilla castellana / ¡ojalá no te hubiera conocido!

"El estandarte de las barras" / decían algunos al pasar
otros decían "el pendón / de las cuatro libertades".
Porque los palos eran cuatro / y eran cuatro las señales,
siendo cada barra un símbolo / siendo  un nombre cada palo.
Derecho se llamaba el primero / y el segundo Libertad;
Justicia era el nombre del tercero / Industria el nombre del cuarto.

Ay Castilla castellana / ¡ojalá no te hubiera conocido!

El palo del Derecho trocearon / aquellos que en Caspe congregados
a la luz quedaron ciegos / por las prédicas de un santo.
La barra de la Justicia / descansa bajo la losa
de una tumba donde se lee: /  "Carlos de Viana yace aquí".
Los cañones de Felipe V / dejaron la Libertad
enterrada bajo las ruinas / de Barcelona humeante.

Ay Castilla castellana / ¡ojalá no te hubiera conocido!

Si el paño de oro de mis padres / es ahora un socavón,
y en la torre del castillo / tengo el pendón arbolado;
si al pie de las almenas en ruina / sólo resuenan entre lamentos
las lástimas dispersas / del trovador catalán;
Si ya solo me queda uno / de mis cuatro palos de sangre,
es por tí la de las torres / y los leones afamados. 

Ay Castilla castellana / ¡ay si me rompes el cuarto palo!

Victor Balaguer. Los Cuatro Palos de Sangre

Dentro del apartado de castellanofobia vamos a abordar hoy esta famosa poesía, "Els Quatre Pals de Sang", publicada en catalán en 1.862, y que constituyó un tremendo éxito. Vino a marcar un punto de inflexión en el desarrollo del anticastellanismo en la Cataluña contemporánea e incluso inspiró el desarrollo de sentimientos parecidos en otros territorios, fundamentalmente en Vasconia y Galicia.

Su autor, Víctor Balaguer, nació en Barcelona en 1.824 y desarrolló una importante carrera como político, escritor y periodista. Es considerado una de las principales figuras de la "Reinaxença", el movimiento literario del que terminaría surgiendo con el tiempo el nacionalismo catalán. Escribió poesía, teatro, ensayo, y una romanticista "Historia de Cataluña", en la que condensó buena parte de los mitos que posteriormente recogería dicho nacionalismo.  Elegido diputado, se instaló en la Villa y Corte, donde no le marcharon nada mal las cosas, pues  llegó a ser varias veces ministro. Fue asímismo honrado con la membresía de las Reales Academias de la Historia y de la Lengua. Murió en Madrid, en 1.901.


Busto de Víctor Balaguer en Barcelona. Su balada catalanista "Los Cuatro Palos de Sangre" combinó magistralmente victimismo, reivindicación y amenaza velada, formula que resultaría todo un éxito atemporal.

El filólogo y filósofo alemán Horst Hina  describió así la trascendencia de la publicación de "Los Cuatro Palos de Sangre":
El poema quizá pueda calificarse de primera obra de la literatura catalana con influencia en toda España. Se trata de un ejemplo muy sutil de poesía política. En España circuló por todas partes, sobre todo el estribillo, y no fue olvidada, muy a pesar de su autor, ni siquiera cuando éste se había distanciado un buen trecho de la opinión aquí expresada.
Y es que, en efecto, políticamente Balaguer empezó representando los intereses de los industriales del principado y promoviendo el "renacimiento catalán" y terminó defendiendo un templado regionalismo de corte españolista. Al final de su vida manifestó su  oposición al catalanismo político, así como al anticastellanismo del que éste hacía gala.  Pero ya era tarde. El odio a Castilla, que en no poca medida "Los Cuatro Palos de Sangre" había contribuido a desatar, era asumido para entonces por una parte significativa de la sociedad catalana.

En el poema, Balaguer identifica los cuatro palos de la bandera catalana con cuatro virtudes: Derecho, Justicia, Libertad, e Industria.  Y la ruptura de cada uno de ellos con una etapa de la sumisión de Cataluña. En el fondo, se trata simplemente de una adaptación  del mito de la "puñalada por la espalda" en el que las presuntas intrigas de San Vicente Ferrer, el supuesto asesinato de Carlos de Viana y el bombardeo del ejército de Felipe V habrían sellado la entrega a Castilla y la pérdida de sus libertades. Solo quedaría en pie el último palo, la Industria. Y el autor desconfía de que  la "malvada" Castilla también quiera romperlo.

No disponemos aquí del espacio necesario para rebatir o matizar la sesgadísima interpretación de la Historia que hace el autor. Remitimos al lector interesado a las entradas ya publicadas en este mismo blog sobre la Guerra de Sucesión, el Compromiso de Caspe, y Carlos de Viana. Diremos simplemente que nos parecen injustas, desprovistas de fundamento y completamente inaceptables las graves insidias  que se lanzan contra  Castilla.

El victimista poema contiene sin embargo otra falsedad evidente que no nos resistimos a comentar. En concreto en la tercera estrofa se hace referencia al conde Wilfredo el Velloso como el origen de la senyera o bandera catalana. La leyenda pretendía hacer creer que las cuatro barras fueron dibujadas con la propia sangre de las heridas del conde por el emperador franco Luis el Piadoso. Éste, tras plasmarlas sobre un escudo dorado, se lo habría cedido al conde como blasón por la valentía demostrada  en la guerra contra los normandos. En realidad, Wilfredo nació el mismo año en el que murió el emperador, así que difícilmente  podría haberse distinguido ante él  guerreando contra nadie. Lo cierto es que el escudo cuatribarrado o "Señal Real" solo empezaría a utilizarse trescientos años después, por los soberanos de la corona aragonesa.

La "Señal Real". Emblema de los reyes de la Corona de Aragón, que será usado posteriormente por los diversos territorios pertenecientes a la misma, incluida Cataluña.

Vamos a centrarnos ahora en la cuarta barra, la de la Industria y la velada amenaza que lleva implícita:
Si ya solo me queda uno
de mis cuatro palos de sangre,
es por ti la de las torres
y los leones afamados.
Ay Castilla castellana, 
¡ay si me rompes el cuarto palo!
Y aquí, amigo lector, está la clave. La industria catalana, que en esta época iniciaba un importante despegue, no podía competir con la extranjera sin el apoyo de aranceles. Pero al mismo tiempo, una política proteccionista tenía graves efectos secundarios. Por un lado aumentaba el precio que los consumidores estaban obligados a pagar por los productos que compraban. La falta de competencia convertía al país en un mercado cautivo para los fabricantes locales, en este caso catalanes. Y por último, los aranceles impuestos sobre los productos ingleses, franceses o alemanes solían ser respondidos con otros a las exportaciones españolas, fundamentalmente materias primas y productos agrícolas; lo que perjudicaba gravemente el desarrollo de los demás territorios, incluida Castilla. Con esta claridad  lo expresaba en su tiempo Stendhal, el célebre escritor francés:
Los catalanes exigen que cada español que usa telas de algodón pague cuatro francos al año porque en el mundo hay una Cataluña. Es preciso que el español de Granada, Málaga o La Coruña no compre, por ejemplo, los tejidos ingleses, que son excelentes y cuestan un franco la vara, y se sirva de los tejidos catalanes, muy inferiores y que cuestan tres francos la vara.
Vemos así como este lacrimoso poema anticastellano se transforma de golpe en un alegato arancelista. Mezcla, en una sabia combinación que creará escuela y será utilizada en infinidad de ocasiones, el victimismo, con la reivindicación político-económica y la amenaza. Porque después de las barrabasadas históricas que (supuestamente) hemos perpetrado los "malvados" castellanos contra los "inocentes" catalanes (y que al parecer incluían desde el envenenamiento a la utilización maquiavélica de santos) ¿quién es el valiente que se atreve a romper el cuarto palo? ¿quién el guapo que dice no al proteccionismo?

Y efectivamente, los diputados dijeron sí. Para beneficio de Cataluña y ruina de Castilla, "la de las torres y leones afamados", las medidas proteccionistas se fueron sucediendo a lo largo de los siglos XIX y XX: Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas [1882]; Arancel Cánovas [1892]; Arancel Cambó [1.922]... 

Otra cosa distinta es que ese sacrificio de los intereses castellanos  y de buena parte del resto de las regiones españolas no haya sido en ningún momento apreciado, agradecido o incluso recreado en victimista poesía.




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