domingo, 15 de junio de 2014

Castellanofobia: Institut Nova Historia (II)


Quiero felicitarles por su trabajo, por el buen trabajo que hacen.
Jordi Pujol en carta a Jordi Alsina i Bilbeny, "jefe de investigación" del Institut Nova Historia.


-Esta entrada es continuación de Castellanofobia: Institut Nova Historia (I)-

Veamos ahora una pequeña muestra de las perlas que acostumbran a dedicar a Castilla los simpáticos muchachos del Institut:

 ¿Odias a Castilla pero al mismo tiempo admiras tanto su pasado que te gustaría hacerlo tuyo?
¡Tiene solución! Inscríbete en la "Universidad" Nova Historia  y aprenderás cosas como las que siguen.
Castilla no tenía historia ni cultura relevante. La necesitaban y cogieron las nuestras (Jordi Bilbeny).
Castilla ha tenido la fortuna de ser la vencedora y se dota de un pasado que no tenía. Su intolerancia es casi genética (Pep Mayolas).
Es materialmente imposible que una gente que no tenía los instrumentos necesarios para navegar y guiarse por los mares (Reino de Castilla y León) pudiese llegar donde dicen los libros que llegó, al otro lado del Atlántico (Jordi Bilbeny).
(Sobre fray  Bartolomé de las Casas, uno de los muchos personajes catalanizados por el I.N.H.) Fue un hombre enfrentado a la política asimilacionista y centralista castellana de siempre (Jordy Bilbeny).
Castilla no tenía banqueros (Pep Mayolas).
¿Qué tradición marítima acumularon los castellanos entre los siglos XIII y XVI? (Enric Guillot).
(Sobre el descubrimiento y colonización de América) Se ha podido demostrar la escasa potencialidad científica de la nación castellana para llevar a término una hazaña marítima que estaba muy por encima de su alcance (Enric Guillot).
(También sobre el descubrimiento y colonización de América) Esta empresa se hace en Cataluña. No en Sevilla ni en todos esos lugares estrambóticos que dicen ellos (Victor Cucurull).
En realidad el imperio de Carlos I era el imperio catalán más Castilla, pero los libros han adulterado la historia (Jordi Bilbeny).
Castilla, que era muy poco relevante en la historia del mundo occidental hasta el descubrimiento de América, ha chupado y saboteado la historia de los otros (Albert Codinas).
En Castilla no tienen tradición literaria (Jordi Bilbeny).
Roma no era nada, y Roma no empezó a ser la capital que es hasta el día  que en ella entraron los catalanes (Víctor Cucurull). -De acuerdo, no hace referencia a Castilla, pero ¿describe o no describe a todos estos individuos?-.
Son tantas y de tal calibre las gansadas  que evacúan Bilbeny y sus monosabios sobre el pasado de Castilla que, si nos pusiéramos a responderlas pormenorizadamente, esta entrada podría ser interminable. Haremos un verdadero esfuerzo  de concisión y emplearemos solo tres párrafos.

1) A finales de la edad media la Corona de Castilla era junto con Portugal la principal potencia naval del Atlántico. Su flota había derrotado a la inglesa  en  1.372 y 1.419 y como consecuencia de ello dominaba las rutas marítimas entre el sur de Europa y los Países Bajos. Sus mercaderes y marinos habían desplazado igualmente  a los  ingleses en el importantísimo y lucrativo comercio lanero con Flandes, instalando incluso una colonia en Brujas y organizándose mediante La Hermandad de las Cuatro Villas, la Hermandad de las Marismas y el Consulado de Burgos.

 Miniatura del siglo XV que representa la batalla naval de La Rochela (1.372). 
Tras su victoria sobre los ingleses, Castilla se consolidó como gran potencia marítima del Atlántico.   

2) La literatura medieval castellana es extraordinariamente rica e interesante. Desde los romances y cantares de gesta  a Jorge Manrique, pasando por Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita, Don Juan Manuel, Alfonso X el Sabio, Pero López de Ayala y el Marqués de Santillana, entre otros. Toda una notabilísima tradición literaria que desembocará en la apoteosis del Siglo de Oro.   

3) Castilla en el siglo XV estaba en plena expansión. Era una de las principales potencias europeas, y desde luego el reino hegemónico en la Península Ibérica. Por entonces Cataluña era un territorio pobre, despoblado e infestado de bandoleros. Había dejado muy atrás su época de esplendor y se encontraba en plena decadencia. Los franceses le estaban comiendo el terreno en los Pirineos y los corsarios berberiscos, aliados del Imperio Otomano, en el Mediterráneo. Fernando (el Católico) y su padre, Juan II, eran muy conscientes de esta realidad y no cejaron hasta conseguir emparentar con la princesa Isabel, (la Católica). Sabían que sin las tropas y dineros de Castilla, el futuro de su país, acosado por rivales mucho más poderosos, pintaba verdaderamente negro. 

Y ya. Y el que quiera comprobarlo y documentarse con seriedad dispone de miles de libros, profesores, centros de enseñanza y recursos electrónicos para poder hacerlo. 

Ciertamente, los "investigadores" del Institut Nova Historia carecen de escrúpulos históricos y son auténticos fanáticos, pero no bobos. Como muchos otros nacionalistas periféricos modulan su mensaje según quienes sean los destinatarios. Para los medios catalanistas hemos visto arriba como las gastan y que términos utilizan. Para los  estatales cambian sensiblemente el tono y procuran disfrazarse de historiadores sesudos y hasta imparciales. Podemos comprobarlo en una entrevista publicada en el diario "20 Minutos" donde entre otras cosas, y tratando de vender la risible catalanidad de Cervantes más allá del Ebro, proclamaba Bilbeny: 
Hay que incorporar una perspectiva fría y serena. ¡Esto no tiene nada que ver con el nacionalismo!
Sí, sí... Vamos, estamos segurísimos de que no tiene absolutamente  nada que ver. No hay más que fijarse en el historial del Institut Nova Historia, (mas bien Histeria) y la manera en la que se expresan sus miembros cuando el público al que se dirigen es de los suyos... 

Mientras tanto, alguien puede legítimamente preguntarse si merece la pena prestar la más mínima atención a semejantes sandeces y a los sujetos que las rebuznan. Bien mirado, conspiranoicos y charlatanes abundan en cualquier sitio, no solo en Cataluña. Ni siquiera la manía enfermiza por apropiarse glorias de países ajenos es un invento catalán. Está perfectamente documentada en muchos lugares  y recibe el nombre de "popovismo" (1).  

Pero a nuestro juicio, en este caso concurre una circunstancia que añade gravedad a todo el asunto y que no nos permite mirar hacia otro lado y hacer  como si no ocurriera nada: los lunáticos de otras zonas no acostumbran a gozar de la  atención y el aliento  de la clase política. Bilbeny y su cuadrilla, sí. ¿Ejemplos? Aquí tienen algunos. 

A la  reciente presentación (3 de abril de 2.014) de la reedición del libro "Brevíssima Relación de la Destrucción de la Historia - la falsificación del descubrimiento catalán de América",  de marcado cariz conspiranoico, como su propio título indica, acudió a arropar a Bilbeny nada menos que el secretario  de organización de  Convergència y diputado al Parlament  Josep  Rull. También lo hizo el ex-secretario general de E.R.C. y ex-vicepresidente de la Generalitat  Josep Lluis Carod Rovira. El veterano escritor y antiguo parlamentario por Iniciativa per Catalunya, Ignasi Riera no pudo intervenir, pero envió un elogioso discurso en el que manifestaba que "el libro de Bilbeny me ha ayudado a comprender el asesinato premeditado contra la historia colectiva". Tal cual. 

No se piense que se trata de casos aislados. Entre los participantes en simposios del Institut y firmantes de manifiestos a su favor podemos encontrarnos muchas personalidades de la política y la cultura catalana como: 

Carles Campuzano (diputado en el Parlamento por CiU), Alfons López Tena (ex-diputado en el Parlament por Solidaritat Catalana), Ramon Tremosa (eurodiputado y cabeza de lista a las elecciones europeas por CiU), Josep Mª Terricabras (eurodiputado y cabeza de lista a las elecciones europeas por E.R.C.), Nuria Cadenes (Presidenta de Solidaritat Catalana), Miquel Selláres (histórico dirigente de Convergencia), Toni Strubell (ex-diputado en el parlament por Solidaritat Catalana), Isabel Clara Simó (famosa escritora y militante de Solidaritat Catalana), Assumpció Maresma (periodista y ex-jefa de prensa del Departamento de Cultura de la Generalitat), Jaume Manel Oronich (ex-diputado en Parlament por CiU),  Joan Rabasseda (alcalde de Arenys de Munt por E.R.C), Estanis Fors (alcalde de Arenys de Mar por CiU)...y paramos aquí. No porque se nos acaben los nombres sino para evitar extendernos demasiado y aburrir al lector con una lista kilométrica. 

Y ojo, no estamos afirmando que todos los catalanes, (ni siquiera que la mayoría de ellos), compartan los delirios anticastellanos de Bilbeny y sus secuaces. Pero ¿se puede despachar la cuestión presentando a esta gente como frikis aislados de la realidad a los que  nadie hace caso en Cataluña? No lo parece.

Elenco de "padrinos" de un reciente curso del Institut Nova Historia.
La pseudohistoria y el revisionismo a cargo del contribuyente.

Y  como probablemente  sospechará el lector, el apoyo político se traduce automáticamente en apoyo económico. No somos los indicados para practicar una auditoría de las cuentas del I.N.H, pero basta echar una ojeada a la anterior imagen con los logos de los mecenas de uno de sus cursos, para comprobar que, nada menos que cuatro instituciones públicas riegan con dinero igualmente público el sarao de estos individuos: una diputación provincial, tres ayuntamientos y un consejo comarcal. Y no hace falta ser muy agudo  para deducir que el resto de los patrocinadores, (todos ellos fundaciones y asociaciones), también reciben con toda probabilidad su correspondiente tajada de dinero del contribuyente en forma de subvenciones. Así cualquiera se puede meter a historiador revisionista... 

Otro ejemplo más de la estrecha colaboración entre organismos públicos catalanes y el Institut  lo podemos encontrar en las dos películas que adornan el currículum de Jordi Bilbeny: "La Apropiación del Descubrimiento de América: ¿una conspiración de Estado?" y "Enigma Cervantes", ambas dirigidas por David Grau. Aunque el contenido de los documentales, lo que subyace en todo momento, es la misma purrela pseudohistórica y anticastellana que hemos denunciado, en lo que al aspecto formal se refiere, cabe destacar  la  calidad  y la suficiencia de los medios técnicos empleados en la producción. Y sí, efectivamente. Gozaron del patrocinio  del Institut Catalá de les Industries Culturals y de la Televisió de Catalunya (Tv3), que posteriormente los emitió. 

Por si alguien aun tiene la más mínima duda del ascendiente del que gozan Bilbeny y su banda ante la clase política catalana,  terminamos esta entrada tal y como la empezamos. Con un fragmento de la carta que el honorable ex-presidente de la Generalitat Jordi Pujol dirigió en 2.012 al Institut Nova Historia con motivo de la publicación de "Descubrimiento y Conquista de América: una historia reescrita por los castellanos" . Imposible no percartarse de lo que ya el subtítulo deja bien a las claras: la castellanofobia de la que hará gala el autor, Enric Guillot, a lo largo de las páginas del libro.
Son libros muy convincentes que poco a poco se van haciendo hueco. Quiero felicitarles por su trabajo, por el buen trabajo que hacen. Y les animo a continuar en esta misma línea.
Pues nada. 


(1) Durante la Guerra Fría, llegó a ser frecuente que se publicaran en la prensa soviética artículos proclamando que tal o cual  descubrimiento occidental constituía en realidad un plagio del  trabajo llevado a cabo  anteriormente por algún desconocido científico ruso. Como en algún caso estos genios, de los que nunca antes había oído hablar nadie, se apellidaban "Popov", el curioso fenómeno pasó a ser  conocido desde entonces como  "popovismo".



miércoles, 11 de junio de 2014

Castellanofobia: Institut Nova Historia (I)

Muchas cosas no suceden como debieran, y la mayor parte de ellas ni tan siquiera llega a suceder. Es tarea del historiador consciente corregir estos defectos. 
Mark Twain.

Siempre  ha sido la Historia  muy golosa para la política. La perspectiva que de los hechos pasados tenga un individuo condicionará decisivamente su visión del mundo actual y por consiguiente su adscripción ideológica y su voto. La tentación de terciar en el trabajo de los historiadores es pues muy grande.

En ese sentido, el nacionalismo catalán se ha caracterizado desde sus inicios por conceder una enorme importancia  a dicha disciplina, tanto con el fin de proveerse de argumentos  para sus reivindicaciones como de desenterrar motivos para su victimismo.  No casualmente la  nómina de historiadores catalanes (mas o menos nacionalistas) ha sido y sigue siendo inmensa, desde  Bosch Gimpera y Vicens Vives a Josep Fontana, además de muchísimos  otros de menor relieve.  Todos ellos han influido sobremanera en la forma en la que la historia de España se ha estudiado e interiorizado, no solo en Cataluña, sino en el conjunto  del Estado. 

Pero conforme la sociedad catalana ha ido escorándose hacia posiciones soberanistas, parece que una parte de su historiografía  ha optado por ir aun más lejos, subiéndose entusiasta a la ola patriótica y perdiendo de paso  cualquier atisbo de veracidad.  Hoy vamos a centrarnos en el conocido Institut Nova Historia y en su fundador y máximo agitador, Jordi Alsina i Bilbeny.

 Dibujo de "El Roto" publicado en El País. Levantó ampollas en el multitudinario gremio de historiadores catalanistas. 
A nosotros  nos parece tremendamente certero.

Entre las asociaciones dedicadas a pregonar una visión histórica cada vez más  nacionalista que han proliferado de un tiempo a esta parte, podríamos citar al Cercle Catalá d'Historia, Centre d'Estudis Colombins, Fundació d'Estudis Historics, y el ya mencionado Institut Nova Historia, que no es sino una escisión de la anterior, (que a su vez lo es del anterior). Dicho Institut, comandado por el inefable Jordi Bilbeny, parece haber comido mucho terreno a sus rivales. Y es que, aunque las subvenciones de las instituciones públicas catalanas son generosas y la atención de los medios de comunicación  permanente, la competencia también es dura. Lograr impacto mediático resulta determinante para acaparar unas y otra. Y Bilbeny, con buen criterio, debió pensar que puestos a soltar disparates, cuanto más gordos mejor. 

El tema favorito  de todo ese mundillo de la pseudohistoria ultranacionalista es la reivindicación de la catalanidad de Cristóbal Colón. De manera bastante sorprendente compaginan  el tradicional desprecio  a la conquista y colonización de América (como a cualquier otro episodio del pasado de Castilla), al que consideran un hecho vergonzoso y lamentable, con un entusiasmo exacerbado ante la mera posibilidad de que Colón  fuera catalán y Cataluña  protagonista. Curioso cuando menos. 

Pero Bilbeny y su cuadrilla, luciendo un desparpajo inaudito, van mucho más allá. Para ellos cualquier gesta  o gloria cultural castellana  pertenece en realidad a los "países catalanes". He aquí alguno (y nadie duda que serán muchos más en el futuro) de estos misteriosos casos de catalanidad sobrevenida:
- Miguel de Cervantes. Su verdadero nombre era Joan Miquel Servent, hijo de Miguel Servet (el quemado por los calvinistas en Ginebra). Han descubierto que cuando escribía sobre la Mancha se refería a los alrededores de Jijona. 
- El autor de La Celestina. No sería Fernando de Rojas sino Joan Martorell. La tragicomedia tampoco estaría ambientada en Salamanca como se creía, sino en Sagunto.

- El autor del Lazarillo de Tormes. La prueba es que en el libro se habla de huertas frescas y estas, dice Bilbeny, son más propias del área mediterránea que de Castilla, por lo que, lógicamente, el Lazarillo debió de haber nacido en la población valenciana de Tormos, en vez de en el río Tormes. Sí, ese es el nivel. 

- Santa Teresa de Jesús. Que se llamaba en realidad Teresa Enríquez de Cardona, y era abadesa del monasterio de Pedralbes.

- Toda la poesía de Quevedo. Resulta que no es de Quevedo. La escribió el Rector de Vallfogona. 

- La literatura castellana del Siglo de Oro. Lo que hasta ahora pensábamos que eran obras maestras de la literatura universal no son sino malas traducciones de originales en catalán. Desgraciadamente dichos originales permanecen todos perdidos y nadie los encuentra. Pero ya aparecerán, ya.

- El Gran Capitán. No es otro que Joan Ramon Folc IV de Cardona y Urgell, por mucho que un individuo llamado Gonzalo Fernández de Córdoba se atribuyera sus éxitos.

Cristóbal Colón. Un clásico del revisionismo catalán. Ahora nos enteramos de que además de ser (faltaría más) catalán de pura cepa,  trabajaba como embajador de la Generalitat, salió a descubrir América desde el Ampurdán y fue el  padre de Erasmo de Rotterdam. Una vida muy bien aprovechada. 

- Hernán Cortes. Su verdadero nombre era Ferran Cortès, por si alguien lo dudaba. 

- Francisco Pizarro. Siendo pariente del anterior, no iba a ser uno catalán y el otro no. Este además era hijo de una amante de Fernando el Católico. Es verdad que hay que hacer malabarismos para catalanizar su apellido, (Francesc Pinós de So i Carròs) pero a estas alturas ¿qué más da?.

- Fray Bartolomé de las Casas (Bartomeu Casaus), los hermanos Pinzón (els germans Pinçó), Diego de Almagro (Jaume D'Aragó Dalmau), Américo Vespuccio (Americ Despuig)...

- El descubrimiento de América en general.

- El descubrimiento de Australia en general. 

Jordi Alsina i Bilbeny "historiador" catalán especialista en desenmascarar supuestas conspiraciones sin pruebas y en catalanizar apellidos de personajes históricos sin su permiso.

Naturalmente, una cosa es proclamar que tal o cual personaje es catalán y otra muy distinta demostrarlo. Bilbeny y sus compinches suelen jactarse de manejar  gran cantidad de documentos y de hecho los citan continuamente. A tenor de las veces que la repiten en cada entrevista, "documentación" parece ser su palabra fetiche. Solo hay un problema. Esa montaña ingente de "documentación" de la  que siempre presumen  nunca jamás prueba nada: papeles sacados de contexto, que a menudo ni siquiera hacen referencia a la cuestión que se está estudiando, y que solo a una mente calenturienta y fanatizada se le ocurre relacionar con la misma. He aquí un ejemplo de la "profundidad" de sus argumentos:
 Si el descubrimiento lo hace Castilla ¿por qué entra arruinada en el siglo XVI?
Primero, habría que aclarar que el siglo en el que entra arruinada no es el XVI sino el XVII. Y segundo, informarle del motivo:  la Corona la exprimía a impuestos,  tal y como consta en todos los registros de cuentas de la época y como reconocen todos los historiadores serios, incluidos los catalanistas. El dinero se esfumaba, además de para sostener los intereses europeos de los Habsburgo,  en defender los territorios de la  corona "Catalanoaragonesa", que los franceses atacaban constantemente por tierra y los piratas berberiscos por mar. Entre tanto Cataluña, privilegiada con un régimen fiscal  que hoy llamaríamos "asimétrico", se aprovechaba todo lo que podía de los beneficios que proporcionaba el Imperio, al tiempo que se desentendía de su defensa y conservación. No había peligro de que ella se arruinara, no.

Pero por supuesto, nada arredra a los heroicos combatientes contra la "falsificació" de la Historia. Paradójicamente, insisten en que la falta de pruebas de sus aseveraciones es la prueba definitiva de que tienen razón. Siendo manifiestamente sus teorías  certísimas y evidentísimas, el hecho de que no se puedan probar lo único  que demuestra es que, clarísimamente, durante siglos, (al menos desde los Reyes Católicos), ha habido (y aun sigue habiendo), una sibilina conspiración castellana para destruir y falsificar las evidencias.  Cierto castizo  expresó así en su blog el método infalibre que Bilbeny y Cía. utilizan una vez tras otra para demostrar catalanidades: 
España y Francia, en una supuesta conspiración de la que no tengo pruebas, se dedicaron a apropiarse de nuestro patrimonio cultural catalán, aunque no existen pruebas algunas de ello. Me he inventado unos cuantos pretextos circunstanciales que prueban sin duda alguna que tal señor era catalán. Y si no hay pruebas que confirmen mi teoría, es porque la conspiración españolista y francesa se ha dedicado a eliminar todo tipo de pruebas. Por lo tanto, es irrefutable lo que yo digo. Y si no está usted de acuerdo, es porque es usted parte de la conspiración españolista. 
¿Puede alguien en su sano juicio tragarse un guiso cocinado de manera tan burda? Sí si le añadimos un último ingrediente: anticastellanismo. Un ilimitado, descomunal e implacable odio a nuestra tierra. Detrás de todo disparate del Institut Nova Historia siempre, (pero siempre), subyace indefectiblemente el siguiente mantra: "Castilla es demasiado estúpida, pobre e ignorante para haber producido semejante monumento literario o haber protagonizado tan gran epopeya histórica. Así que los verdaderos responsables debemos haber sido nosotros, los catalanes". Dicho en otras palabras y traducido del catalán:
¿Cómo quieres que un pueblo degenerado de cuatro campesinos muertos de hambre que malvivían entre matorrales hicieran el Siglo de Oro?
Literal. Hay que reconocer que tras muchas décadas sembrándose el desprecio hacia todo lo castellano por parte del establishment político y cultural catalán, las astracanadas castellanofóbicas del Institut caen en terreno abonado, (¿o quizás deberíamos decir estercolado?). Y  por eso mismo hay mucha más gente de la que podría pensarse dispuesta a creérselas.

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Hay que incorporar una perspectiva fría, serena y argumentada, ¡esto no tiene nada que ver con el nacionalismo!

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1894569/0/entrevista-jordi-bilbeny/cervantes-era-catalan/escribio-quijote-catalan/#xtor=AD-15&xts=467263

La Guerra Civil en Vasconia

No sabemos de que parte caerá el partido (el suyo, el Partido Nacionalista Vasco), si de los africanos o de la República. Ha dicho Ajuriaguerra que deberíamos declararnos neutrales y le apoyan dos Burukides...¡Neutrales!
Félix de Azua. Cambio de Bandera


Siempre nos ha parecido asombrosa la ligereza con la que desde algunos ámbitos nacionalistas periféricos se ha querido identificar sin más a Castilla y el franquismo. Se obvia que la mitad sur de Castilla, incluido Madrid permaneció leal a la República hasta casi el final de la guerra. Se pasa por alto que la Capital estuvo desde noviembre de 1.936 en primera línea de fuego, recibiendo constantemente los obuses de la artillería y las bombas de la aviación y aun así solo cayó en manos de los llamados "nacionales" cuando la guerra estaba a punto de terminar.

Por contra, se asume con  naturalidad que Vasconia tomó unánime y  decidido partido por la causa de la república, la democracia y la libertad. Creemos no  descubrir nada si decimos que la historia no fue exactamente así. 

División de España entre "nacionales" y republicanos al comienzo de la Guerra Civil. 
Tanto Castilla como Vasconia (País Vasco y Navarra) están divididas.

Observando el mapa anterior vemos como Navarra y Álava estuvieron desde el inicio con los sublevados. En ambas el predominio conservador y carlista era evidente. 

En concreto Navarra (Nafarroa) fue probablemente el territorio español que más se significó en la guerra civil en el bando nacional. En ninguna otra provincia se alistaron tantos voluntarios. Según algunas fuentes su número en julio de 1.936 sería de unos 8.500 , lo que  implicaría que una cuarta parte de todas las fuerzas voluntarias que tenía el ejército "nacional" en los inicios de la guerra eran navarros. Dieron para formar 24 tercios de requetés y 8 banderas de Falange. Ahí es nada. Protagonizaron la conquista de Guipúzcoa, e intervinieron en diversos frentes. Su elevado número y gran combatividad fue esencial para que la guerra tomara desde el primer momento un cariz favorable a los sublevados, y no es aventurado pensar que sin esa fuerza entusiasta en un momento tan crítico el conflicto podía haber evolucionado de muy diferente manera. Franco era muy consciente de ello y ya en 1.937 concedió a toda Navarra la Laureada de San Fernando  con estas elogiosas palabras: 
España entera rinde homenaje y simpatía a las virtudes y alto espíritu de un pueblo, en que no se sabe qué admirar más, si el valor de los que valientemente mueren en los frentes o la generosidad y patriotismo de quienes, alegres, entregan a la Patria lo más querido de los hogares.
En Vizcaya y Guipúzcoa la situación tras el alzamiento militar era muy diferente. En estos territorios los partidos de izquierda y los sindicatos tenían mucha mas fuerza que en el resto de Vasconia. Lo mismo pasaba con el P.N.V., aunque esta formación debía además afrontar un singular y difícil dilema. Por un lado su carácter conservador y marcadamente católico le acercaba a los que estaban apoyando la sublevación. Por otro,  la posibilidad de obtener un estatuto de autogobierno parecía mayor si alcanzaban el triunfo las izquierdas. Así lo recordaba el dirigente peneuvista vizcaíno Juan Ajuriaguerra:
Tenía la esperanza de escuchar alguna noticia que nos ahorrase el tener que tomar una decisión: que uno u otro bando ya hubiese ganado la partida (...) La derecha se oponía ferozmente a cualquier estatuto de autonomía del País Vasco. Por otro lado, el gobierno legal nos lo había prometido y sabíamos que acabaríamos consiguiéndolo. (...) Tomamos esa decisión sin mucho entusiasmo, pero convencidos de haber elegido el bando más favorable para los intereses del pueblo vasco. 

Sin embargo, esa "decisión", afectaba solo al P.N.V. de Vizcaya. El de Guipúzcoa también terminó adoptándola horas después. Pero el de Navarra declaró que no se uniría al gobierno de la República en el enfrentamiento que acababa de estallar. Y el de Álava llamó a sus afiliados primero a no oponerse a la sublevación militar, y luego a sumarse a la misma.

Resulta sintomático que en las provincias donde triunfó el golpe, las sedes del P.N.V. no fueran inmediatamente clausuradas, como sí lo serían las de los demás partidos que apoyaron al bando republicano. Hasta el 18 de septiembre de 1.936 no decretaría el general Mola la disolución de las organizaciones del Partido Nacionalista Vasco en el territorio controlado por sus tropas. Lo que prueba que hasta poco antes de que se promulgara el Estatuto no perdieron los sublevados la esperanza de que los nacionalistas vascos terminaran decantándose por ellos.

El por entonces joven dirigente peneuvista vizcaíno Juan Manuel de Epalza rememoraría muchos años después sus sentimientos en aquellos críticos momentos:
Estábamos decididos a impedir las atrocidades, a asegurarnos que los de izquierdas no asesinaran, robaran ni incendiaran las iglesias. Estábamos entre la espada y la pared. Era algo absurdo, trágico: teníamos más cosas en común con los carlistas que nos atacaban que con la gente con la que de pronto nos encontrábamos aliados.
Así que para cuando se configuraron los primeros frentes la situación de Vasconia se asemejaba a la de Castilla, dividida en dos mitades. La principal diferencia quizás fuera que la Vasconia republicana resistió  poco. Las columnas navarras enseguida se descolgaron  sobre Irún, privando a la zona norte leal a la república de todo contacto con la frontera francesa, con lo que quedaba aislada. Poco después cayó San Sebastián. Bilbao tuvo más tiempo para preparar su defensa. Se creó el flamante Ejército Vasco  (Euzko Gudarostea) en el que se integraron las milicias de todos los partidos, pero siempre con claro predominio del P.N.V., que asumía además el control político. También se procedió a fortificar los accesos a Bilbao, en lo que se denominó, un tanto hiperbólicamente, "Cinturón de Hierro". 

Fortificación del Cinturón de Hierro. Su objeto era proteger Bilbao y se inspiraba en la Linea Maginot francesa. 
Resultó tan inútil como aquella. 

En 1.937 tras el fracaso de su reciente ataque sobre Madrid, el alto mando de los "nacionales" planificó una gran ofensiva cuyo objetivo era en un primer término conquistar Bilbao para posteriormente ocupar el resto de la franja norte peninsular que seguía en manos republicanas. Se buscaba adquirir así la hegemonía industrial y demográfica que a la larga les permitiría imponerse. El 11 de junio comenzaron las operaciones. Gracias  a la superioridad aérea, al empuje demostrado por las Brigadas de Navarra, y ayudados por un cuerpo expedicionario enviado por el dictador italiano Benito Mussolini, consiguieron romper las defensas del "Cinturón de Hierro" y alcanzar las cercanías de Bilbao.

Ante la inminente caída de la gran ciudad vasca y consiguientemente, de las numerosas fábricas  que la rodeaban, desde el gobierno republicano se decidió su inutilización. El Ministro de Defensa, Indalecio Prieto, por lo demás bilbaíno de adopción, dio la orden de paralizar la industria de la margen izquierda de la ría. Sin embargo dicha orden no pudo llevarse a cabo. El Consejero de Justicia del Gobierno Vasco, el nacionalista Jesus María Leizaola, al mando en los últimos días del Bilbao republicano, se encargó de liberar a los presos derechistas y enviar tropas del P.N.V. a proteger los puntos más sensibles para evitar voladuras y destrucciones. 

Los sublevados entraron finalmente en Bilbao el día 19 de junio sin disparar un solo tiro. Los soldados vascos o "gudaris" entregaron las armas y desfilaron delante de los invasores.  En Baracaldo, el batallón nacionalista Gordexola se enfrentó a los dinamiteros asturianos que pretendían destruir los Altos Hornos de Vizcaya. Acto seguido y tras evitarlo se rindieron a las tropas italianas que llegaban desde el otro lado de la ría. Las fábricas estaban intactas, e inmediatamente se pusieron en marcha para apoyar el esfuerzo de guerra del bando franquista. 

Sin embargo, antes de la conquista de Bilbao buena parte de las fuerzas del Ejército Vasco, integrado ya en  el recientemente creado Ejercito Popular de la República como  "I Cuerpo de Ejercito de Euzkadi", consiguieron retirarse por la carretera de Santander. En dicha provincia se establecería otra línea de defensa para tratar de parar la ofensiva franquista y que la república no perdiera la totalidad de la franja de territorio que mantenía en el norte. 

Tuvo lugar entonces un hecho gravísimo y controvertido que trataremos de explicar en otra entrada posterior y que es conocido como el "Pacto de Santoña".