viernes, 20 de diciembre de 2013

Llorente y el Origen de los Fueros Vascos (II)


Con los diplomas se aclara el derecho de cada uno. Sin ellos en las ocurrencias civiles nada se cree. Y si diriges tu consideración hacia la historia, esta vacilará; y será diminuto el conocimiento de las cosas de la edad media y tiempos subsiguientes, como no se fortifique y prevalezca con estos auxilios.
Noticias Históricas de las Tres Provincias Vascongadas.Juan Antonio Llorente

Esta entrada es continuación de LLorente y el Origen de los Fueros Vascos (I)


¿Pero que es lo que se decía en "Noticias Históricas..."?  En resumen, se calificaban de simples leyendas sin fundamento histórico alguno la existencia del "primer señor de Vizcaya" Jaun Zuria, y la batalla de Padura contra los leoneses. Se afirmaba que tampoco las provincias vascas habían sido independientes de los reinos castellano o navarro, y que los fueros de los que disfrutaban eran similares a los que se concedían en aquella época a otras  muchas zonas. Y si, a diferencia de éstas, con el tiempo no solo los habían conservado sino incluso aumentado, era a consecuencia de más mercedes reales.  

La Academia de la Historia  se refería así a la obra en 1.811   
"Las Noticias Históricas de las Provincias Vascongadas que comprendían dos tomos, son conocidos tiempo ha de la Academia, y en esta obra procuró el autor demostrar con toda evidencia que habiendo sido conquistadas por los Reyes de Castilla y Navarra dichas provincias, o parte de ellas en diversos tiempos, todos los privilegios que gozaban y que sus naturales creían como pacto de un país independiente en lo antiguo con aquellos soberanos, solo eran concesiones y mercedes debidas a la liberalidad de estos: verdades que después apoyó el Sr. Llorente en la "Colección Diplomática" donde la rareza y preciosidad de las escrituras, la mayor parte inéditas, se agregan copiosas ilustraciones para la geografía, costumbres y algunos sucesos de la edad media."
La reacción a la obra en las provincias vascas fue seguramente más adversa todavía de lo que Llorente podía esperar. Muchos vascos comprendieron perfectamente que un origen pactado desde su independencia original era la mejor salvaguarda de sus privilegios. Si al final resultaba que solo se debían a concesiones, bien podían ser modificados o anulados por otras disposiciones. Llovieron pues las críticas,  tanto desde las provincias forales como desde el "lobby" vasco asentado en Madrid.  Fue vilipendiado y zaherido. Se le acusó de actuar por resentimiento, de meterse en investigaciones históricas que eran incompatibles con su condición de clérigo, y hasta de falsificar diplomas según su conveniencia, bien es verdad que sin que nadie señalara cuales eran las supuestas falsificaciones. 


Juan Antonio Llorente, por Goya
Considerado a veces el enemigo público numero uno por los historiadores vasquistas

Esta última acusación sí debió sacar de sus casillas al clérigo riojano. Buena parte de su trabajo había consistido precisamente en remover incansablemente viejos archivos buscando preciosos y olvidados pergaminos. Creía, con un criterio que se puede calificar de moderno, que la historia como disciplina científica siempre debía sostenerse sobre documentos convenientemente sometidos a la crítica para evitar fraudes. De hecho, la posterioridad no ha podido probar que hubiera falsificado ninguna de las muchas escrituras presentadas, y los expertos actuales  que las han  estudiado  reconocen la integridad del autor, más allá de que haya quien pueda disentir de alguna de sus conclusiones. 

Pero lo cierto es que el debate fue extremadamente agrio y el propio Llorente se dejó llevar por la polémica. En el prólogo de su tercer tomo, el dedicado a presentar las pruebas documentales que sostenían sus teorías, respondía con dureza  a  Francisco Aranguren y Sobrado. Éste, que ejercía de Alcalde del Crimen en la Chancillería de Valladolid, fue uno de los primeros elegidos por el Señorío de Vizcaya para tratar de refutar la obra Llorente:
Ha perdido pues el trabajo y el aceite el señor demostrador, por más que la multitud de vizcaínos (que se hacen en Madrid castellanos para gozar las rentas provenientes de los bolsillos de los nacidos en Castilla) griten por tertulias plazas cafés y conversaciones particulares que me ha concluido el señor consultor; y por más que muchos paisanos suyos sean propagandistas de tales jactancias fuera de la corte.
Y es que, ciertamente, ante la batería de escrituras que presentaba como prueba el riojano poco podía hacer la habilidad retórica del legalista vizcaíno. Y aunque después de Aranguren vinieron muchos más impugnadores, la obra de Llorente sigue representando un hito importantísimo en la historia medieval de las provincias vascas y zonas adyacentes.

Paradójicamente, hay que recalcar que nuestro hombre jamás se mostró partidario de la abolición de los fueros vascos.  Se limitó a criticar su origen legendario y expurgarlo de leyendas y mitificaciones. Consta la sorpresa del representante vizcaíno a la Junta que convocó Napoleón en Bayona para dotar a España de una constitución, el Sr. Lardizabal, cuando el también asistente Juan Antonio Llorente:
...negó la nativa independencia de las Provincias, pero las hizo la gracia de considerarlas acreedoras a la especial protección de S.M. por su localidad y naturaleza del terreno.
Por contra el diputado castellano representante de la ciudad de Burgos, con bastante llaneza, pero a nuestro juicio con no poco sentido común:
...alegó que no era justo que los naturales de las Provincias que no contribuyen, obtuviesen los empleos de la nación.
Pasaron los años. Tras la Guerra de Independencia Llorente tuvo que exiliarse en Francia. Viejo y pobre, pudo regresar a España dos años antes de morir en 1823.  Los nacionalistas vascos le consideraron durante mucho tiempo una especie de historiador diabólico que había osado poner en tela de juicio la legitimidad de sus sacrosantos fueros y libertades. Los conservadores españoles no le tuvieron en mucho mejor concepto por sus aceradas críticas a la Inquisición y su condición de afrancesado. Desde sectores liberales y progresistas sí que se hizo cierta tibia defensa de su obra y trayectoria vital. Pero parece, en definitiva, que su carácter polémico y contradictorio le ha privado de ocupar un lugar en la posterioridad más acorde con sus muchos méritos historiográficos.



Bibliografía
La Independencia Vasca. La Disputa sobre los Fueros. Francisco Fernández Pardo
Noticias Históricas de las Tres Provincias Vascongadas (I).Juan Antonio Llorente
id.  (III)  

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